¿Qué es la inflamación?

 



En este artículo vamos a entender, de una forma muy sencilla, de qué hablamos cuando nos referimos a inflamación.

¿Qué entendemos por inflamación?

La inflamación es parte del mecanismo de defensa de nuestro cuerpo y juega un papel importante en el proceso de curación. Sin embargo, cuando esta respuesta se encuentra exacerbada puede contribuir a una amplia gama de enfermedades crónicas.


¿Cuáles son los tipos de inflamación?

1- Inflamación agua o de corta duración

Este tipo de inflamación puede durar unos días y podríamos encontrar lo siguiente:

  • Dolor
  • Enrojecimiento
  • Pérdida de función
  • Hinchazón
  • Calor
Esto no siempre está presente. A veces, la inflamación es silenciosa, sin síntomas. Una persona también puede sentirse cansada, con malestar general y tener fiebre.


Además, cuando la inflamación está presente, habrá niveles más altos de ciertas sustancias llamadas biomarcadores, como lo es  por ejemplo la proteína C reactiva

Los niveles de esta proteína tienden a ser más altos en personas mayores y en aquellas con cáncer y obesidad. Incluso la dieta y el ejercicio pueden marcar la diferencia.

¿Qué causas pueden desencadenar una inflamación aguda?


  • Exposición a alguna sustancia 
  • Herida, traumatismo
  • Infección

Cuando el cuerpo detecta daños o patógenos, el sistema inmunológico desencadena una serie de reacciones.

2- Inflamación crónica

Este tipo de inflamación, a diferencia de la agua, puede durar meses o años.

La inflamación crónica puede desarrollarse si una persona tiene:

  • Sensibilidad: el cuerpo siente algo que no debería estar allí. La hipersensibilidad a un desencadenante externo puede provocar una alergia.

  • Exposición: la exposición prolongada y de bajo nivel a un irritante (por ejemplo una sustancia química), podría provocar una inflamación crónica.

  • Trastornos autoinmunes: el sistema inmunológico ataca por error el tejido sano normal.


  • Inflamación aguda persistente: si una persona no se recupera por completo de una inflamación aguda, esto podría provocar una inflamación crónica.

Factores que aumentan el riesgo de inflamación crónica:


  • Edad
  • Dieta rica en azúcares y grasas trans
  • Obesidad
  • Fumar
  • Estrés
  • Trastornos del sueño
  • Bajos niveles de hormonas sexuales


Tratamiento de la inflamación.


El tratamiento de la inflamación dependerá de la causa y la gravedad. 
Durante una reacción alérgica, por ejemplo, la inflamación puede causar una hinchazón severa que puede cerrar las vías respiratorias, haciendo imposible la respiración. 

Otras infecciones pueden ingresar a la sangre y provocar sepsis, afección potencialmente mortal que requiere tratamiento médico urgente.

El tratamiento apuntará a eliminar la causa de la inflamación, controlar los síntomas o ambos.

Por ejemplo, si la cauda es por una infección bacteriana se podrán recetar antibióticos.

Para tratar la inflamación, el médico podrá recurrir a:

Anti-inflamatorios no esteroides (AINE), estos no eliminarán la causa de la inflamación, pero pueden ayudar a aliviar el dolor, la hinchazón, la fiebre y otros síntomas. Dentro de ellos están el ibuprofeno, naproxeno y la aspirina. 

Las personas solo deben usar AINE a largo plazo si un médico los recomienda, ya que pueden tener efectos adversos. La aspirina no es adecuada para niños.


Para aliviar el dolor: el paracetamol o Tylenol, puede aliviar el dolor pero no reduce la inflamación. Estos medicamentos permiten que la inflamación continúe su función de curación.

Corticosteroides: como el cortisol, afectan a varios mecanismos implicados en la inflamación y pueden ayudar a controlar una variedad de afecciones. Se pueden usar en forma de píldoras, inyecciones, inhalador o como cremas o ungüentos.

El uso prolongado de corticosteroides puede ser perjudicial, el médico es quien dará las indicaciones pertinentes.

El tratamiento de enfermedades que involucran inflamación crónica dependerá de la afección.



En resumen, concluimos que la inflamación es parte del proceso por el cual el sistema inmunológico defiende al cuerpo de agentes dañinos (diversas sustancias, microorganismos). Nos ayuda a corto plazo aunque cause molestias.

Por otra parte, la inflamación a largo plazo o crónica puede llevar a situaciones graves y algunas veces mortales.


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