Relación entre tu grasa visceral y el jarabe de maíz de alta fructosa.

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Jarabe de maíz de alta fructosa, uno de los aditivos que más se consumen a diario. ¿Por qué lo usan las empresas alimentarias si daña nuestra salud?, ¿por qué la fructosa causa un efecto metabólico negativo?

Si pensabas que el azúcar de mesa era perjudicial, el jarabe de maíz de alta fructosa es mucho peor. ¿Por qué? En este artículo te lo explico.
El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) fue creado en Japón en el año 1966, y arribó a Occidente en el año 1975. Para la industria de los alimentos representó y representa una gran ventaja en comparación con la sacarosa, pues su precio es mucho menor y además es un 20% más dulce que la sacarosa (azúcar de mesa o azúcar de la caña).

¿De dónde se obtiene?, ¿qué diferencias hay entre el JMAF y la sacarosa?

  • Se obtiene a partir del almidón o fécula de maíz.
  • La sacarosa es un disacárido formado por glucosa y fructosa. El jarabe de maíz tiene, en general, más cantidad de fructosa que de glucosa (55%). 
 

¿En qué alimentos encontramos el jarabe de maíz de alta fructosa y para qué se usa?, ¿bajo qué nombres o sinónimos podemos encontrarlo en los alimentos?

Las empresas alimentarias lo usan para endulzar en reemplazo de la sacarosa, por su menor precio y mayor dulzor, además mejora la durabilidad, y la textura. Podemos encontrarlo en una cantidad inimaginable de bebidas y alimentos procesados y ultraprocesados:
  • Galletitas
  • Golosinas
  • Gaseosas, jugos, bebidas con y sin alcohol
  • Cereales
  • Yogures
  • Panes
  • Mermeladas
  • En algunos alimentos enlatados
  •  ¡Y hasta en fórmulas infantiles!

A través de estos alimentos estamos incorporando jarabe de maíz de alta fructosa, lo que ejercerá una influencia negativa sobre nuestro metabolismo. Y puede llevarnos a cambios bioquímicos que afectarán la manera en que nuestro cuerpo regula la energía. 


Podemos encontrarlo en la lista de ingredientes bajo diferentes nombres o sinónimos: 

  • Sirope de glucosa-fructosa
  • Jarabe de maíz de glucosa-fructosa
  • Azúcar de maíz
  • Jarabe de maíz alto en fructosa

Un dato interesante: en la década posterior a la creación del jarabe de maíz de alta fructosa, se empezó a demonizar a las grasas y a responsabilizarlas de las enfermedades cardíacas. A partir de aquí empezaron a surgir los productos bajos en grasa, la moda light. A la vez que para conservar la palatabilidad de los alimentos procesados se les agregaba azúcar y/o JMAF.

Entonces, a partir de aquella década se empezaron a producir alimentos bajos en grasas, y ricos en azúcar y/o jarabe de maíz de alta fructosa. Posteriormente se empezó a observar un incremento en las tasas de obesidad, diabetes tipo 2 y otras enfermedades crónicas no transmisibles.

Para gran cantidad de empresas alimentarias la palatabilidad está antes que la salud.
  • En un estudio científico publicado, se le dio a un grupo de voluntarios una alimentación que incorporaba altos niveles de fructosa; otro grupo recibió una alimentación similar pero con glucosa. Se observó a las 10 semanas que los del primer grupo presentaban más células grasas alrededor del hígado, el corazón y otros órganos, mientras que los del grupo 2 no presentaron cambios. 
  • Otros trabajos muestran que el consumo de bebidas a base de frutas con agregado de azúcar se relaciona con aumento de la circunferencia de la cintura y con obesidad infantil. 
  • El consumo de alimentos ricos en fructosa presenta una gran correlación con la resistencia a la insulina que podría llevar a síndrome metabólico y diabetes tipo 2, obesidad, gota, hígado graso.
 

Diferencias metabólicas entre glucosa y fructosa:

  • La glucosa es el principal combustible para que las células puedan obtener energía. Cuando la glucosa es metabolizada se inicia una vía de señalización que dará la señal para disminuir la ingesta de alimentos (efecto anorexígeno). Se suprime a la grelina (hormona implicada en el hambre), y se estimula la leptina que llevará a suprimir el apetito. 
 
  • En contraste con esto, cuando se metaboliza la fructosa se ejerce un efecto orexígeno. Es decir que con la fructosa la sensación de hambre no se apaga, continuará nuestro deseo por comer. Este carbohidrato impide una buena comunicación entre la leptina y el cerebro. ¿Que te parece?, un negocio redondo para la industria alimentaria. Ahora ya vas entendiendo por qué encontramos el jarabe de maíz de alta fructosa en una enorme cantidad de productos.
 
En resumen, cuando ingerimos alimentos ricos en fructosa no se activará la señalización para la saciedad, lo que nos llevará a comer más y más. 
 
  • Por otra parte, cuando el hígado metaboliza fructosa, la convierte en grasa de manera más rápida con respecto a otros azúcares. Esto además, promueve la acumulación de grasa visceral, la cual se relaciona con diferentes patologías, desde la resistencia a la insulina hasta las enfermedades cardíacas.


La fructosa de los vegetales:

Cuando incorporamos la fructosa a través de los alimentos naturales como las frutas, uno podría estar ingiriendo alrededor de 20 gramos diarios o menos. Además muchos de estos alimentos contienen fibra que puede arrastrar azúcares, y por otro lado, nos aportan sustancias fitoquímicas beneficiosas, vitaminas y minerales. En contraposición con una cantidad mayor a 80 g/día de fructosa en una alimentación rica en alimentos procesados y bebidas azucaradas y con escasez de una variedad de micronutrientes. 
 
El efecto metabólico negativo de la fructosa, se observa a grandes dosis como las encontradas en una alimentación a base de productos basura como los ultraprocesados.

  • Cuando el hígado metaboliza la fructosa se generan diferentes productos tóxicos y ácido úrico, este último relacionado con aumento de la presión arterial y la gota. También aumentarán los ácidos grasos libres, el colesterol VLDL y los triglicéridos. Los ácidos grasos generados se acumularán en diferentes tejidos, favoreciendo la resistencia a la insulinala que posteriormente podría llevar al síndrome metabólico y la diabetes tipo 2.
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Por todo esto y otros aspectos más, es imperativo leer la lista de ingredientes antes de comprar los alimentos. Y no olvidar llevar una lupa, o las gafas, algunas letras suelen ser tan pequeñas que ni así podemos leerlos, en esos casos lo que hago es sacar una foto con el teléfono móvil y ampliarla para poder leer.
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Referencias:
1-Stanhope KL,. et al. Consuming fructose-sweetened, not glucose-sweetened, beverages increases visceral adiposity and lipids and decreases insulin sensitivity in overweight/obese humans. J Clin Invest. 2009 May 1; 119(5): 1322–1334.
2-faith MS., et al. Fruit juice intake predicts increased adiposity gain in children from low-income families: weight status-by-environment interaction. Pediatrics. 2006 Nov;118(5):2066-75.
3-Astbury S., et al. High Fructose Intake During Pregnancy in Rats Influences the Maternal Microbiome and Gut Development in the Offspring. Front Genet. 2018 Jun 19;9:203.
4- Page KA, et al. Effects of Fructose vs Glucose on Regional Cerebral Blood Flow in Brain Regions Involved With Appetite and Reward Pathways. JAMA 2013;309(1):63-70
5-Purnell JQ, et al. Fructose Ingestion and Cerebral, Metabolic, and Satiety Responses. JAMA 2013;309(1):85-86.

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